"...Perseverando junto a los apóstoles a la espera del Espíritu, cooperó con el nacimiento de la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello mariano que la identifica hondamente. Como Madre de tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como una familia, la familia de Dios. En María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, como asimismo con los hermanos".
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