Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de gratitud y alegría que produce, crece tambien el ímpetu de comunicar el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es el compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf Hch 1, 8).
Aparecida 4.3 n°145
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