martes, 29 de junio de 2010

Día del Papa

Nos unimos en esta Solemnidad de Pedro y Pablo orar por nuestro Santo Padre

Oración


Dios y Padre nuestro,
que has preparado el camino al sucesor de Pedro; en este tiempo de gracia,
ayúdanos a orar con fervor y a acoger en el amor a Benedicto XVI,
el Papa que Tú has querido darnos.

Unidos en oración, queremos que les concedas el espíritu del Evangelio para que, imitando a Jesús, el Buen Pastor, sirva con fidelidad a tu pueblo.

Haz que, supliendo Tú la pobreza de sus fuerzas, sea valiente y fiel pastor de su rebaño-tu rebaño-, siguiendo en todo momento las inspiraciones del Espíritu Santo.

Otorga al Papa Benedicto XVI, como él mismo desea, que desempeñe su ministerio "petrino", al servicio de la Iglesia, con humilde abandono en las
manos de tu Providencia.

Señor, te pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María, en cuyas manos pone el Papa Bendicto XVI el presente y futuro de su persona y de la Iglesia, concédele la gracia de hacer realidad
su promesa de fidelidad incondicional, sirviéndote sólo a ti y dedicándose totalmente a la Iglesia.
De esa manera, se cumplirá su deseo de que la luz
de Cristo resplandezca ante todos los hombres y
mujeres de hoy, especialmente ,
ante los más pobres y pequeños.
Todo esto te lo pedimos por tu Hijo, Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.

Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo

Un testimonio firmado con la propia sangre

“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” Mateo 16, 13-19
La solemnidad de Pedro y Pablo nos invita a reposar en la Palabra. El martirio de los apóstoles nos da la ocasión para que nos pongamos de cara al misterio de la Iglesia.


Pedro y Pablo: dos caminos y un mismo destino


Una antigua y muy respetable tradición asocia a Pedro y Pablo. Partiendo de Jerusalén, cada uno de ellos llegó por sus propios medios a la capital del Imperio Romano -en ese momento “centro del mundo”- para animar las comunidades daban testimonio de Cristo en este lugar clave. Allí evangelizaron hasta que sellaron su ministerio apostólico en el martirio, hasta que firmaron su testimonio de Jesús predicado con su propia sangre.

Como cuenta el historiador Eusebio de Cesarea: “Por último de sus iniquidades, el emperador Nerón declaró la primera persecución contra los cristianos cuando los santísimos Apóstoles, Pedro y Pablo fueron coronados en el combate por Cristo con la corona del martirio”.

Cuando uno se pasea por las catacumbas romanas como humilde peregrino, no puede evitar el estremecimiento al ver los nombres de los dos apóstoles grabados el uno al lado del otro en los grafittis de los pasadizos subterráneos. También dos basílicas mayores en Roma llevan sus nombres. Uno los ve a los dos juntos, llevando en sus manos los instrumentos de su martirio: Pedro, la cruz invertida, porque según la tradición se declaró indigno morir de manera idéntica a su Maestro; Pablo, la espada con la que fue decapitado, probablemente en un sitio conocido como “Tres Fuentes”. Estas imágenes las vemos con frecuencia en los capiteles, vitrales, iconos y retablos.

Por esto no nos extraña que también en el calendario litúrgico de la Iglesia los encontremos asociados en la misma fiesta. Como dijo san Agustín: “Se celebra el mismo día la pasión de los dos apóstoles, pero los dos no hacen más que uno”.
Pero, ¿qué hay de común entre el humilde pescador de Galilea y el gran intelectual salido de la academia de Tarso y de la prestigiosa escuela de Gamaliel?

Pedro anduvo con Jesús de Nazareth por los caminos de Galilea, siguiéndolo con generosidad, tomando el liderazgo entre sus compañeros, sufriendo las consecuencias de la terquedad de su noble corazón. Él acompañó al Maestro hasta el fin, o mejor, casi hasta el fin, cuando su debilidad lo llevó a negarlo; pero su fidelidad fue finalmente la del amor primero de Jesús, porque la mirada misericordiosa del Señor le llegó bien hondo y lo llamó de nuevo.

Pablo no caminó con el Jesús terreno, ni escuchó sus parábolas, ni compartió con él la cena. Más bien -a pesar de que escuchó hablar de él- lo que hizo fue combatir a los cristianos que propagaban su memoria y afirmaban su resurrección. También él experimentó la misericordia del Resucitado, quien lo llamó en el camino de Damasco e hizo de él el intrépido apóstol que abrió tantos caminos al evangelio y formó muchas de las comunidades que todavía hoy siguen inspirando las nuestras.

Pedro y Pablo, dos hombres bien diferentes en sus orígenes, formación y temperamento que a pesar de sus resistencias, fueron ambos llamados y moldeados por las palabras y el Espíritu de Jesús. Pero el mismo Señor hizo que sus ministerios fueran complementarios y los constituyó en pilares de la Iglesia naciente.

Hay que destacar que el entendimiento entre ellos no fue fácil. Ambos tuvieron que aprender los caminos de la “comunión”, núcleo del evangelio. Por ejemplo, en Gálatas 2,9, Pablo cuenta con alegría como en la visita a Jerusalén Pedro, Santiago y Juan “nos tendieron la mano en señal de comunión”, pero también como luego tuvo que reprenderlo: “al ver que no procedía con rectitud, según la verdad del Evangelio, lo acusó de arrastrar a otros a “actuar la misma comedia” (ver 2,11-14).

La complementariedad entre los dos apóstoles es necesaria. En materia de “comunión”, la Iglesia no nació “sabida”, ella tuvo que aprender. Es bonito ver eso: a pesar de contar con las “memoria” de la palabras y dichos de Jesús, entre los primeros cristianos nadie sabía de una vez por todas lo que había que hacer en todas las circunstancias de la vida. Por eso, cuando tenían un problema, dialogaban entre ellos y, si era el caso, no tenían reparo en debatir algunos temas polémicos que iban surgiendo. Lo importante era que (1) lo hacían con una fidelidad total al Señor, sin apartar la mirada de Jesús; y (2) se dejaban orientar por los apóstoles. Así, la Iglesia primitiva, fue un verdadero volcán de amor, abierta dócilmente a la guía del Espíritu Santo, pronta para el servicio de la Palabra. Esta era la raíz de la comunión eclesial que fue animada por los apóstoles.

Dice una antigua antífona de la liturgia armena: “La Iglesia, hoy se regocija. Es la solemnidad de los Apóstoles que la adornaron con joyas sin precio, en la Gloria del Verbo hecho carne”.

(Extraido de Catequesis San Pablo)

lunes, 28 de junio de 2010

San Irineo

Obispo y Mártir

Pacificador de nombre y de hecho (el nombre “Ireneo” en griego quiere decir pacífico y pacificador), san Ireneo fue presentado al Papa por los cristianos de la Galia con palabras de grande elogio: “Guardián del testamento de Cristo”. En Roma honró su nombre sugiriendo moderación al Papa Víctor, aconsejándole respetuosamente que no excomulgara a las Iglesias de Asia que no querían celebrar la Pascua en la misma fecha de las otras comunidades cristianas.

Con los mismos fines pacificadores este hombre ponderado insistió a los obispos de las otras comunidades cristianas para que trabajaran por el triunfo de la concordia y de la unidad, sobre todo manteniéndose unidos a la tradición apostólica para combatir el racionalismo gnóstico. De sus escritos nos quedan, efectivamente, Los cinco libros del Adversus hæreses, en los que Ireneo aparece no sólo como el teólogo más equilibrado y penetrante de la Encarnación redentora, sino también como uno de los pastores más completos, más apostólicos y más católicos que hayan servido a la Iglesia. Se nota que sus argumentaciones contra Los herejes, aunque nacieron de la polémica, son fruto de la oración y de la caridad.

Ireneo era oriundo de Asia Menor. Entre sus recuerdos de juventud se encuentra el contacto con Policarpo de Esmirna, el santo obispo “que fue instruido por los testigos oculares de la vida del Verbo”, sobre todo por el apóstol Juan, que había fijado su sede en Esmirna. Ireneo, pues, por medio de Policarpo se une a los Apóstoles. Después de dejar el Asia Menor, pasa a Roma y sigue para Lyon (Francia). No perteneció a la lista de los mártires de Lyon, víctimas de la persecución del 177, porque precisamente en ese tiempo su Iglesia lo había enviado a Roma para presentar al Papa Eleuterio algunos asuntos de orden doctrinal, relacionados sobre todo con el error montanista. Este error se debía a un grupo de fanáticos que habían llegado de Oriente, predicando el disgusto por las cosas del mundo y anunciando el inminente regreso de Cristo. De regreso a Lyon, Ireneo sucedió en el 178 al obispo mártir san Fotino, y gobernó la Iglesia de Lyon hasta su muerte, hacia el año 200. Aunque no está comprobado su martirio, la Iglesia lo venera como mártir.

En todo caso, él fue un auténtico testigo de la fe en un período de dura persecución; su campo de acción fue muy vasto, si se tiene en cuenta que probablemente no había ningún otro obispo en las Galias ni en las tierras limítrofes de Alemania. Su lengua era el griego, pero aprendió las lenguas “bárbaras” para poder evangelizar a esos pueblos.

sábado, 26 de junio de 2010

13° DOMINGO DURANTE EL AÑO

CONDICIONES PARA SEGUIR A JESUS
Evangelio de Lucas 9, 57-62

Quien lee atentamente los Evangelios descubre en las palabras y hechos de Jesús, un elemento reiterativo y sorprendente: la prisa, la urgencia. Los evangelistas nos lo presentan como alguien que espera la llegada inminente del Reino de Dios, que vive convencido de que la intervención definitiva de Dios a favor de los pobres está a punto de realizarse. Por eso, para Él, no hay tiempo que perder, muchas de sus decisiones, actuaciones y sentencias hay que situarlas en el contexto para poderlas entender. Este clima de urgencia es el marco en el que hay que leer los tres relatos de seguimiento que Lucas trae aquí.

Estamos en territorio samaritano. Como los Doce, discípulos judíos, le llevan la contraria y algunos samaritanos que han comprendido su actitud y mensaje quieren incorporarse al grupo, Jesús hace una nueva llamada, ahora a samaritanos, precisando cuáles han de ser las actitudes del verdadero discípulo.

Hay dos ofrecimientos (“Te seguiré”), muy condicionados y una llamada directa de Jesús (“Sígueme”). El personaje central ha sido envidado por Jesús en vista de su disposición; los otros dos han tomado ellos mismos la iniciativa en vista del mensaje de Jesús. Lucas describe a través de estos tres personajes la constitución de un nuevo grupo de discípulos (tres indica totalidad).
Hay una referencia implícita de la primera llamada de discípulos israelitas que también fueron tres: Pedro, Santiago y Juan.

Los tres casos al no tener nombres los personajes, todos podemos y debemos sentirnos reflejados e implicados.


Actitudes del verdadero discípulo

Al primero, que se ha ofrecido espontáneamente, le pide que no se identifique con ninguna institución (pues Él no tiene donde reclinar la cabeza). Y le descubre que si quiere seguirle ha de aceptar vivir en la inseguridad y renunciar a una vida cómoda y tranquila. Jesús nos quiere abiertos a todo y a todos, universales, no apegados a nuestros pequeños feudos.

Al segundo, lo invita Él mismo porque sabe que en Él se ha dado ya la ruptura con la tradición con el pasado (si el padre es figura de la tradición que nos vincula con el pasado, su muerte es signo de ruptura con ello). Pero le pide que esa ruptura sea total, que no viva en la indecisión, que no retrase su opción, que se olvide totalmente del pasado (hasta de enterrar) y que se disponga a anunciar la novedad del reino con urgencia y prontitud.

La respuesta que da el tercero revela que el seguimiento sólo es posible con decisión firme y constante: “Quien siga mirando para atrás no vale para el Reino de Dios”.

El seguimiento es mucho más que un vago deseo de generosidad o de admiración. Quien busca seguridades y se conforma con identificarse con una institución o un particularismo, por sagrado que éste sea, se cierra a Jesús. Quien no rompe con el pasado (casa, familia y, sobre todo, padre como portador de la tradición), y no subordina todo al anuncio del Reino, no puede entender ni gozar la novedad que conlleva y que ofrece a Jesús. Quien no pone la mano en el arado y mira hacia atrás, o sea, quien no asume con radicalidad el seguimiento, no es apto para el Reino.

Las exigencias de Jesús pueden parecer inhumanas y hasta crueles a primera vista. Lo que intentan significar es que hay que dar prioridad al Reino de Dios por delante de cualquier otro interés o compromiso. Seguir a Jesús, ayer y hoy, exige adoptar una generosa actitud de renuncia personal y de fidelidad sin fisuras pro la causa del Reino de Dios. Y esto, en una sociedad como la nuestra, no se estila, ya que no es proclive a los compromisos estables y firmes.

Ser cristiano no es tener fe, sino irse haciendo creyente. Con frecuencia entendemos la vida cristiana de una manera muy estática y no lo vivimos como un proceso de crecimiento constante y seguimiento a Jesús. Y, sin embargo, en realidad se es cristiano en la medida que nos atrevemos a seguir a Jesús.

En momentos de crisis es grande la tentación de buscar seguridad, volver a posiciones fáciles y llamar de nuevo a las puertas de una religión que nos “proteja” de tantos problemas y conflictos. El creyente que lo quiera ser de verdad, ha de preguntarse ¿cómo ser cristiano hoy? Y la respuesta es la de siempre: hay que volver a Jesús.

Hay que volver a la espiritualidad de seguimiento. Se trata de configurar nuestra vida en el seguimiento de Jesús, sin caer en la tentación de seguir otros intereses u otras corrientes que aparentemente nos pueden ofrecer una seguridad religiosa, pero que nos alejan del espíritu del Evangelio.

Seguir a Jesús no significa seguir a un pasado ya muerto, sino tratar de vivir hoy en el espíritu que le animó a Él. Se trata de vivir hoy “con el aire de Jesús” y no “al aire que más sopla”. Cuando el creyente se esfuerza por seguir a Jesús, día a día, va experimentando de manera creciente que sin ese “seguir” a Jesús su vida sería menos vida, más inerte, más vacía y más sin sentido.

Reflexionemos…
  • Identificarse con los personajes y contemplar a Jesús: sus palabras, sus gestos y sus actitudes.
  • Creer que antes que yo me decida por Jesús, Él se ha decidido por mí.
  • Ver mis dificultades, mis obstáculos, mis miedos, mis componendas… que las hay.
  • Tomar una decisión firme.
  • Gratitud y alegría porque alguien se ha fijado en mí.



P. Daniel Silva

San Josemaría Escrivá de Balaguer

San Josemaría Escrivá nace en 1902 en Barbastro, España.
Es el segundo de seis hermanos. Aprende de sus padres y en la escuela los fundamentos de la fe e incorpora tempranamente a su vida costumbres cristianas como la confesión y la comunión frecuentes, el rezo del Rosario y la limosna. La muerte de tres hermanas pequeñas y la ruina económica familiar le hacen conocer muy pronto la desgracia y el dolor: esta experiencia templa su carácter, de un natural alegre y expansivo, y le hace madurar. En 1915 la familia se traslada a Logroño, donde su padre ha encontrado un nuevo trabajo.

En 1918, Josemaría intuye que Dios quiere algo de él, aunque no sabe qué es. Decide entregarse por entero a Dios y hacerse sacerdote. Piensa que de ese modo estará más disponible para cumplir la voluntad divina. Comienza los estudios eclesiásticos en Logroño, y en 1920 se incorpora al seminario diocesano de Zaragoza, en cuya Universidad Pontificia completa su formación previa al sacerdocio. En Zaragoza cursa también -por sugerencia de su padre y con permiso de los superiores- los estudios universitarios de Derecho. En 1925 recibe el sacramento del Orden y comienza a desarrollar su ministerio pastoral, con el que, a partir de entonces, se identifica su existencia. Ya sacerdote, sigue a la espera de la luz definitiva sobre lo que Dios quiere de él.

En 1927 se traslada a Madrid para obtener el doctorado en Derecho. Le acompañan su madre, su hermana y su hermano, pues desde el fallecimiento de su padre, en 1924, Josemaría es el cabeza de familia. En la capital de España lleva a cabo un intenso servicio sacerdotal, principalmente entre pobres, enfermos y niños. Al mismo tiempo, se gana la vida y mantiene a los suyos impartiendo clases de materias jurídicas.

Son tiempos de grandes apuros económicos, vividos por toda la familia con dignidad y buen ánimo. Su apostolado sacerdotal se extiende también a jóvenes estudiantes, artistas, obreros e intelectuales que, en contacto con los pobres y enfermos a los que Josemaría atiende, van aprendiendo a practicar la caridad y a comprometerse con sentido cristiano en la mejora de la sociedad.

En Madrid, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual, Dios le hace ver la misión a la que lo ha destinado: ese día nace el Opus Dei. La misión específica del Opus Dei es promover entre hombres y mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor a Dios y al prójimo y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana. Desde 1928, Josemaría Escrivá se entrega en cuerpo y alma al cumplimiento de la misión fundacional que ha recibido, aunque no por eso se considera un innovador ni un reformador, pues está convencido de que Jesucristo es la eterna novedad y de que el Espíritu Santo rejuvenece continuamente la Iglesia, a cuyo servicio ha suscitado Dios el Opus Dei. En 1930, como consecuencia de una nueva luz que Dios enciende en su alma, da inicio al trabajo apostólico de las mujeres del Opus Dei. Josemaría Escrivá pondrá siempre a la mujer, como ciudadana y como cristiana, frente a su personal responsabilidad -ni mayor ni menor que la del varón- en la construcción de la sociedad civil y de la Iglesia.

En 1934 publica -con el título provisional de "Consideraciones espirituales"- la primera edición de "Camino", su obra más difundida, de la que con el paso de los años se han editado más de cuatro millones de ejemplares. En la literatura espiritual, Josemaría Escrivá también es conocido por otros títulos como "Santo Rosario", "Es Cristo que pasa", "Amigos de Dios", "Via Crucis", "Surco" o "Forja". La guerra civil española (1936-1939) supondrá un serio obstáculo para la naciente fundación. Son años de sufrimiento para la Iglesia, marcados, en muchos casos, por la persecución religiosa, de la que el fundador del Opus Dei sólo después de numerosas penalidades conseguirá salir indemne.

En 1943, por una nueva gracia fundacional que Josemaría Escrivá recibe durante la celebración de la Misa, nace la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, en la que se incardinan sacerdotes que proceden de los fieles laicos del Opus Dei. La plena pertenencia de fieles laicos y de sacerdotes al Opus Dei, así como la orgánica cooperación de unos y otros en sus apostolados, es un rasgo propio del carisma fundacional del Opus Dei que la Iglesia ha confirmado al determinar su específica configuración jurídica. La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz desarrolla también, en plena sintonía con los Pastores de las Iglesias locales, actividades de formación espiritual para sacerdotes diocesanos y candidatos al sacerdocio. Los sacerdotes diocesanos también pueden formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sin dejar de pertenecer al clero de sus respectivas diócesis.

Consciente de que su misión tiene raíz y alcance universales, Josemaría Escrivá se traslada a Roma en 1946, apenas concluida la guerra mundial. Entre ese año y 1950, el Opus Dei recibe varias aprobaciones pontificias con las que quedan corroborados sus elementos fundacionales específicos: su finalidad sobrenatural, cifrada en difundir el mensaje cristiano de la santificación de la vida corriente; su misión de servicio al Romano Pontífice, a la Iglesia universal y a las Iglesias locales; su carácter universal; la secularidad; el respeto de la libertad y la responsabilidad personales y del pluralismo en temas políticos, sociales, culturales, etc. Desde Roma, por directo impulso del fundador, el Opus Dei irá extendiéndose paulatinamente a treinta países de los cinco continentes entre 1946 y 1975.

A partir de 1948 pueden pertenecer al Opus Dei, a pleno título, personas casadas que buscan la santidad en su propio estado. En 1950, la Santa Sede aprueba también que sean admitidos como cooperadores y ayuden en las labores del Opus Dei hombres y mujeres no católicos y no cristianos: ortodoxos, luteranos, hebreos, musulmanes, etc.

En la década de los 50, Josemaría Escrivá alienta la puesta en marcha de proyectos muy variados: escuelas de formación profesional, centros de capacitación para campesinos, universidades, colegios, hospitales y dispensarios médicos, etc. Estas actividades, fruto de la iniciativa de fieles cristianos corrientes que desean atender, con mentalidad laical y sentido profesional, las concretas necesidades de un determinado lugar, están abiertas a personas de todas las razas, religiones y condiciones sociales: la clara identidad cristiana de las iniciativas promovidas por los fieles del Opus Dei, en efecto, se compagina con un profundo respeto a la libertad de las conciencias.

Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), el fundador del Opus Dei mantiene una relación intensa y fraterna con numerosos Padres conciliares. Objeto de sus frecuentes conversaciones son algunos de los temas que constituyen el núcleo del magisterio conciliar, como por ejemplo la doctrina sobre la llamada universal a la santidad o sobre la función de los laicos en la misión de la Iglesia. Profundamente identificado con la doctrina del Vaticano II, Josemaría Escrivá promoverá diligentemente su puesta en práctica a través de las actividades formativas del Opus Dei en todo el mundo.

Entre 1970 y 1975, su empeño evangelizador le mueve a emprender viajes de catequesis por Europa y América. Mantiene numerosas reuniones de formación, sencillas y familiares -aun cuando a veces asisten miles de personas-, en las que habla de Dios, de los sacramentos, de las devociones cristianas, de la santificación del trabajo, con el mismo vigor espiritual y capacidad comunicativa de sus primeros años de sacerdocio.

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Lloran su muerte miles de personas que se han acercado a Cristo y a la Iglesia gracias a su labor sacerdotal, a su ejemplo y a sus escritos. Un gran número de fieles se encomiendan desde ese día a su intercesión y piden su elevación a los altares.

El 6 de octubre de 2002, más de 400.000 personas asisten en la plaza de san Pedro a la canonización de Josemaría Escrivá. En la homilía, Juan Pablo II señaló que el nuevo santo comprendió más claramente que la misión de los bautizados consiste en elevar la Cruz de Cristo sobre toda realidad humana, y sintió surgir de su interior la apasionante llamada a evangelizar todos los ambientes.

El Papa animó a los peregrinos llegados desde los cinco continentes a seguir sus huellas. "Difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad. Esforzaos por ser santos vosotros mismos en primer lugar, cultivando un estilo evangélico de humildad y servicio, de abandono en la Providencia y de escucha constante de la voz del Espíritu".

jueves, 24 de junio de 2010

Natividad de San Juan Bautista

Lucas 1, 57-80 nos dice que Juan es un regalo de Dios a su madre y a su pueblo.
Nacimiento de un niño no esperado. A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. La promesa de Dios se ha cumplido.
Fracasa el intento de encuadrar a Juan en la tradición patria. Según la tradición debe llevar el nombre de su padre. La voluntad de Dios se llamará Juan “Dios es propicio”.

Cuando el pueblo guarda en la memoria. ¿Qué llegará a ser este niño?

De sacerdote incrédulo a padre profeta. Zacarías respeta las decisiones de Dios, aunque no coincidan con los de la estirpe, se llena del Espíritu Santo y se pone a profetizar.

Cuando el plan de Dios es comprendido, surge el canto de acción de gracias. El cántico de Zacarías llamado “Benedictus”. La Buena Noticia que Dios ha visitado a su pueblo.

Sugerencias para gustar hoy la Buena Noticia

Niños no deseados. El nacimiento de Juan, niño no esperado, se vivió con júbilo y alegría a pesar de que rompa todos los esquemas de la tradición. Hoy son muchos los niños no deseados, cuyos nacimientos ya no son buenas nuevas ni producen alegría, sino que aparecen como cargas pesadas e hipotecas que condicionan otros anhelos. Han dejado de ser manifestación de Dios. Parece que el plan de Dios se ha roto en nuestro mundo y cultura.

Situarnos en la historia. Hay personas que viven ancladas en el pasado o al margen de los acontecimientos históricos. Han perdido la esperanza, otras no la necesitan porque lo que anhelan es perpetuar su actual situación y su calidad de vida. Han olvidado que el plan de Dios es una oferta que nos renueva e impulsa cada día.

Dios se hace presente en los acontecimientos de vida. Frente a todas las situaciones de muerte de nuestra sociedad, Lucas nos lleva a percibir y a descubrir dicha presencia y visita en acontecimientos llenos de vida y alegría, en las manifestaciones positivas de la historia cotidiana.

Aprendiendo de un viejo. De Zacarías podemos aprender muchas cosas. La primera y más elemental a convertirse, a cambiar, a pasar de la incredulidad a la fe. No fue fácil el camino que tuvo que recorrer. Dar crédito a Dios conlleva, casi siempre, romper muchos esquemas y costumbres que han adquirido carta de ciudadanía. Pero podemos aprender la alabanza y la alegría, el no callarnos cuando Dios nos manda hablar.

Vivir en santidad y justicia. Es inútil soñar de liberaciones personales y sociales si no somos capaces de vivir/servir en santidad y justicia. Justicia en la Biblia implica que todo ser humano pueda llegar a ser lo que tiene que ser, lo que Dios quiera que sea. Justicia es crecer física, intelectual, social, cultural, moralmente. Justicia es vivir con dignidad de hijos de Dios, dignidad a todos especialmente a los más necesitados.

miércoles, 23 de junio de 2010

Se meten con los católicos pero no con otras religiones


Entrevista radial realizada a Nuestro Obispo Mons. Rubén Oscar Frassia

Avellaneda (Buenos Aires), 23 Jun. 10 (AICA)


“Cristo no hace lo que quieren, incluso, los apóstoles o sus connacionales, sino que Él viene a ser y hacer lo que el Padre quiere: viene a cumplir con la misión, a cumplir con la voluntad del Padre. Va a perder la vida”, y “nosotros, que somos sus discípulos, ¡vamos a correr la misma suerte del Maestro! A veces perder la vida física. ¡Cuántos mártires tenemos en la Iglesia! ¡No hacemos propaganda de esto, pero cuántos mártires, cruentos y de forma incruenta! ¡Que son perseguidos por ser católicos, por ser cristianos! ¡Que son burlados, que son matados o que son “corridos” de ciertos lugares de destino porque piensan, disciernen, viven de otra manera!”, dijo el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, en su mensaje radial del fin de semana.

Asimismo, explicó que también “muchas veces puede ir mal” y “otras veces con resistencia”, porque “vivimos en una cultura, en una sociedad, tan superficial, que se burla de Dios en serio y lo mira como si fuese extranjero. ¡Y se meten con nosotros, con los católicos!”. En ese sentido advirtió que “con otras religiones no se meten”, porque “si se meten con otras religiones, saben lo que les pasará; pero como se meten con nuestra religión, y nosotros no reaccionamos, entonces siguen metiéndose en contra de nuestra religión”.

Por otro lado, calificó de “otro pecado grave” el de “reducir la vida al modo de ‘sentimentalismo’, lejos de toda incidencia evangélica y uno se conforma, se adecua, a ser chapucero de mentiras y falsarios de la nada. Es decir, consumimos estiércol y lo consumimos con toda libertad y con todo gusto; no tenemos discernimiento, no tenemos crítica, no tenemos resistencia”.
Puntualmente se refirió al “orgullo, que niega a la persona divina” como una “perfecta ironía de la vida” y subrayó: “¿Qué ironía? ¿No hay ironía de la vida, cuando quieren legalizar, hacer pensar y hacer decir, que el aborto no es un crimen? ¿No hay ironía de la vida al decir, y lo digo con mucho respeto, que la unión homosexual es una opción, que está bien y que tiene que ser considerada como si fuera un matrimonio de hombre y mujer? ¿No es una ironía? Si no es ironía…yo ya no entiendo más nada”.

“Por lo tanto -afirmó-, nosotros sabemos que si uno se opone, posiblemente sea perseguido, burlado, y tantas cosas. Le pasó a Cristo, también nos va a pasar a los cristianos”.+

martes, 22 de junio de 2010

San Paulino de Nola


San Francisco de Sales decía que para San Paulino existía un octavo sacramento que consistía en ser exquisitamente amable y bien educado con todos. Ojalá lográramos imitarlo en esta bella cualidad.

Pocos santos que hayan hecho tantos esfuerzos por mantenerse ignorados por todos y pasar desapercibidos, como San Paulino de Nola, y pocos como él que hayan recibido en vida tantas alabanzas de grandes sabios y santos. San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín y San Gergorio de Tours hicieron grandes elogios de él y lo presentaron ante los demás como un modelo de obispo, de apóstol y de verdadero amigo.

Nació San Paulino en Burdeos, Francia, en el año 353. Su padre era gobernador y su familia sumamente rica. Tuvo como maestros en su infancia los más famosos literatos de la región y según cuenta San Jerónimo, cuando Paulino llegó a la juventud dejaba admiradas a las gentes por la elegancia de sus estilos al hablar y al escribir.

Nombrado para altos puestos en el gobierno tuvo que viajar por diversos países y en todas partes hizo muy buenas amistades, porque tenía un trato muy agradable y exquisito. En Milán se hizo amigo de San Ambrosio y de San Agustín. Y por carta mantuvo muy provechosas relaciones intelectuales con el gran sabio San Jerónimo.

Al trabar relaciones con San Delfín, obispo de Burdeos, se entusiasmó por la religión cristiana y se hizo bautizar como católico.

Luego se fue a vivir a España y allá se casó con una mujer sumamente piadosa, llamada Teresa, de la cual tuvo un hijo. Pero el niño se murió a los ocho días de nacido, y entonces Paulina y Teresa se propusieron vivir en adelante como dos hermanos y repartir sus enormes riquezas entre los pobres. Así lo hicieron, y pronto fueron vendiendo fincas y casas y repartiendo el dinero entre los más necesitados.

Y resultó que llevaba una vida tan santa que en la Navidad del año 393 el pueblo de Barcelona, España, pidió por aclamación al Sr. Obispo que ordenara de sacerdote a Paulino. El Obispo aceptó y lo ordenó, aunque estaba casado, pero él y su esposa vivían ya como dos hermanos nada más.

Paulino y Teresa se fueron a vivir en Nola (Italia) donde tenían unas posesiones y donde se veneraba con mucha fe la tumba de San Félix. Allí junto a la tumba del santo construyeron una casita sencilla y empezaron a vivir como verdaderos monjes, dedicados a la oración y a la caridad para con los pobres.

Paulino fue a Roma, pero el Papa no lo recibió muy bien, porque no aceptaba que lo hubieran ordenado sacerdote siendo casado (El próximo Pontífice ya lo recibiría con mucho cariño porque le habrán contado lo santamente que vive él en Nola).
Pronto la casa de Paulino en Nola se convirtió en el sitio preferido para todos los pobres y necesitados de la región. El y su esposa, que seguían siendo todavía muy ricos, repartían ayudas con una generosidad extraordinaria. Y con su dinero le construyeron un hermoso templo a San Félix, que era el santo más popular de allí (Dicen que a San Paulino fue al que se le ocurrió llamar a las gentes a las reuniones con un instrumento de metal que retumbara a lo lejos, y como aquella región se llama Campania, por eso aquel instrumento se llamó "campana").

En el año 409 al morir el obispo de Nola, todo el pueblo aclamó a Paulino como nuevo obispo, y tuvo que aceptar. En adelante se dedicará por toda su vida, hasta el año 431, a cuidar de la santidad de sacerdotes y fieles.

A este santo le agradaban mucho dos clases de apostolados intelectuales: las cartas y las poesías. Con la más exquisita gentileza y buena educación se comunicaba por carta con infinidad de personas. De él se conservan más de 50 cartas, que son modelo de buena redacción y de muy amable caridad. Y en cuanto a poesías, cada año en la fiesta de San Félix componía un poema en honor de su santo preferido, y lo hacía recitar y difundir entre el pueblo. Se conservan 13 de esos poemas, que colocan a San Paulino como uno de los mejores poetas de su tiempo.

Paulino fue gastando todas sus inmensas riquezas en ayudar a los más necesitados hasta quedar él totalmente pobre. Y sucedió que cuando en el año 410 llegaron a Nola los terribles vándalos del rey Gensérico se llevaron muchos prisioneros y esclavos y entre ellos al hijo único de una pobre viuda. Entonces nuestro santo se ofreció él personalmente para reemplazar a aquel joven. Le fue aceptado el canje y dejaron libre al muchacho.

Pero sucedió que en el viaje, Dios cambió un poco el corazón de aquellos bárbaros y devolvieron libres al obispo Paulino y a los demás prisioneros, en un barco hacia Nola, y el barco lo enviaron cargado de víveres.

Cuando el santo ya estaba moribundo, vino el ecónomo a avisarle que se debían 40 monedas de unas telas que se habían comprado para vestidos de los pobres. El santo exclamó mirando al cielo: "Dios proveerá". Y a los pocos minutos llegó un mensajero trayendo un envío que hacían para los menesterosos: era un paquetico con 40 monedas de plata. El obispo juntó las manos y exclamó: "¡Bendito sea Dios que nunca me falló en nada!".

Murió San Paulino en el año 431 y fue sepultado en la iglesia de San Félix, pero después de muerto obtuvo tantos milagros, que llegó a ser más popular que el mismo San Félix, al cual él tanto había popularizado entre el pueblo.

lunes, 21 de junio de 2010

San Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568.Hijo del marqués de Gonzaga; de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. Siendo niño sin saber lo que decía, empezó a repetir palabras groseras que les había oído a los militares, hasta que su maestro lo corrigió. También un día por imprudencia juvenil hizo estallar un cañón con grave peligro de varios soldados. De estos dos pecados lloró y se arrepintió toda la vida.
La primera comunión se la dio San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán.
San Luis estuvo como edecán en palacios de altos gobernantes, pero nunca fijó sus ojos en el rostro de las mujeres. Y así se libró de muchas tentaciones.
Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen. 3ro. Leer vidas de Santos.
Ante una imagen de la Sma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Eso se llama "Voto de castidad".

Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.

Le pidió permiso al papá para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces el papá le permitió entrar de jesuita. (En un desfile de orgullosos jinetes en caballos elegantes, Luis desfiló montado en un burro y mirando hacia atrás. Lo silbaron pero con eso dominó su orgullo).
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo.

San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".

Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.

Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.

Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis o visión a San Luis en el cielo, y decía: "Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso".Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado.

Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

La oración que la Iglesia le dirige a Dios en la fiesta de este santo le dice: "Señor: ya que no pudimos imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos imitar en la penitencia. Amén".


Pedimos por medio de San Luis Gonzaga por nuestra juventud, para que puedan encontrar al Cristo vivo en las dificultades existentes de hoy.

domingo, 20 de junio de 2010

Nuestra Bandera

Hoy, en el día de nuestra Bandera, hacemos un breve recorrido sobre su creación, y lo iluminamos con las palabras de nuestros Obispos. Feliz Día!


Historia de nuestra bandera

La bandera Argentina fue creada por un prócer muy destacado de la historia de esta nación, nos referimos al general Manuel Belgrano, ésta nació el 27 de Febrero de 1812 mientras se gestaban los aires de independencia de las Provincias unidas del Río de la Plata. Debemos aclarar que la bandera argentina no fue el primer símbolo patrio, ya existían las escarapelas que se usaban continuamente en este período; la primera vez que esta bandera se izó, fue en la iglesia de San Nicolás de Bari, donde hoy encontramos el Obelisco como monumento recordatorio; este suceso tuvo lugar el 23 de agosto de 1812.
La bandera argentina no fue legalizada por un largo período, de todas maneras la Asamblea del año XIII promovió en secreto su uso pero no dictó normas escritas para éste. Recién, tras la declaración de la independencia en 1816, dicha bandera fue adoptada como símbolo patrio por el Congreso el 20 de Julio de ese mismo año agregándole 2 años más tarde el ya conocido dibujo del Sol.
En 1938, el Presidente de la Nación, Roberto Ortiz, dictó la ley 12361 que conmemoraba el 20 de Junio como día de la bandera y por ende se declaraba feriado nacional, homenajeando a Manuel Belgrano quien había fallecido el 20 de Junio de 1820. Antes de morir, el general Manuel Belgrano realizó lo que se conoce hoy como “jura a la bandera argentina”, esto sucedió el 27 de Febrero de 1812 sobre las barrancas del río.
Al atardecer de ese día, el general recorrió las líneas de sus tropas y se dirigió hacia ellas diciéndoles lo importante qué era el símbolo que estaban defendiendo y que por ende se debía jurar lealtad hacia él; la bandera argentina debía ser siempre una motivación para defender los intereses y bienes del país. Este juramento se ha trasladado actualmente a las escuelas; en 4to grado, los estudiantes juran lealtad a su patria como lo hicieron aquellos soldados en su momento; prometen respetarla, quererla, defenderla como así hacerlo con su nación. Este emblema está compuesto por tres franjas de igual tamaño, la inferior, la superior ambas de colores celestes, mientras que la central posee el color blanco; el Sol amarillo, que actualmente es de uso corriente, antes era utilizado en las banderas argentina destinadas a flamear en conflictos militares. Las medidas oficiales son: 1,40 m de largo x 0,90 m de alto.

Metas a alcanzar a la luz del Bicentenario

* Recuperar el respeto por la familia y por la vida en todas sus formas. n° 32

* Avanzar en la reconciliación entre sectores y en l capacidad de diálogo. n°33

* Alentar el paso de habitantes a ciudadanos responsables. n°34

* Fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad. n°35

* Mejorar el sistema político y la calidad de la democracia. n°36

* Afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes. n°37

* Implementar políticas agroindustriales para un desarrollo integral. n°38

* Promover el federalismo. n° 39

*Profundizar la integración en la Región. n° 40

Extraído de la CEA: “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad” (2010-2016)

Día del Padre

Escuchen , hijos míos, a su padre, háganlo y se salvaran.
Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre ellos.
El que honra a su padre alcanza el perdón de sus pecados,
el que respeta a su madre amontona tesoros;
el que honra a su padre se alegrará de sus hijos,
y cuando rece, será escuchado;
quien honra a su padre tendrá larga vida,
quien obedece al Señor honra a sus padres
y sirve a los que lo engendraron.
De palabra y de obra honra a tu padre
y vendrán sobre ti todas clases de bendiciones;
la bendición de la madre arranca lo plantado.
No busques honra en humillación de tu padre,
porque no sacarás honra de ella;
la honra de un hombre es la honra de su padre,
y la deshonra de la madre es vergüenza de los hijos.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras viva;
aunque su inteligencia se vaya debilitando, sé comprensivo;
no lo hagas avergonzar mientras viva.
La ayuda que diste a tu padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados;
el día del peligro Dios se acordará de ti
y disolverá tus pecados como el calor la escarcha.
Quien desprecia a su padre es un blasfemo,
quien insulta a su madre es maldecido por su Creador.

Eclesiástico 3, 1-16


Para los papás miembros de la Fundación, del voluntariado y todos los que colaboran, el Señor los colme de bendiciones en su día.


sábado, 19 de junio de 2010

12° DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Declaración de Pedro
Y el primer anuncio de la pasión.

1. Una declaración no muy ortodoxa

Después de haber realizado el signo mesiánico por excelencia -la multiplicación de los panes- Jesús se retira a orar solo. Para Lucas son momentos muy significativos para la vida de Jesús (bautismo, elección de los Doce, la transfiguración, la aceptación de su muerte…).
Aquí está en juego su identidad y misión.
El pueblo le sigue con entusiasmo. Hay mucha expectación, diferentes opiniones sobre quién es Jesús. Muchos se preguntan: no será el Mesías, pero nadie se atreve a preguntarle ni siquiera los discípulos, sólo podría haber cuchicheos entre ellos.
Pero ni el pueblo ni sus discípulos tienen conciencia que Jesús tiene de sí mismo y de su misión. Sin duda, en este ambiente hay tensión y crisis.
Tras la oración, Jesús toma la iniciativa y para que se definan les hace dos preguntas muy directas: ¿Quién dice la gente que soy yo? Y ustedes ¿Quien dicen que soy?
Sin duda, los discípulos no comparten las opiniones de la multitud, y son acorralados por Jesús. Pedro en nombre de los Doce contesta: “El Mesías de Dios”. Jesús les prohíbe decírselo a nadie ¿Por qué esta reacción tan dura de Jesús?
La concepción de Mesías nacionalista, guerrero triunfal, político con fuerza y poder, nada coincide con la concepción de Mesías que tiene Jesús y teme que estos hagan fracasar su misión. Solo así se puede entender la dureza de Jesús ante la respuesta de Pedro.
Jesús se siente llamado a cambiar la historia, dando sentido nuevo a la liberación que Dios quiere realizar en el hombre.


2. El modelo de persona que Dios quiere

El anuncio de la pasión es precisamente una corrección a la idea de Mesías que tienen los discípulos y el pueblo.
El modelo de hombre que Dios encarna es el de un fracasado: “Este hombre tiene que padecer mucho… y resucitar al tercer día”.
Pero el fracaso no es definitivo. Es el camino hacia la resurrección, hacia la verdadera liberación y vida.
Después Jesús se dirige a todos, a los Doce y al pueblo y les revela cómo han de vivir si quieren ser de los suyos, si quieren sentir la liberación de Dios y alcanzar la plenitud. Son sentencias duras, claras y tajantes: “El que quiera venirse conmigo que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga; porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí, la salvara…”.
Como los discípulos, todos tenemos falsas ideologías y pseudos valores de la sociedad que en que vivimos. En el seguimiento de Jesús es preciso asumir y asimilar que las cosas no nos van a ir bien. Nuestra tarea crea controversia, sea mal vista y sin éxito. El fracaso libremente aceptado es el único camino que puede ayudar al cristiano a cambiar de una actitud de lo sacrosanto del éxito y a la eficacia que domina nuestro mundo. Huir del compromiso por el Reino, o amoldarse a esta sociedad por temor a la cruz o conflicto de cada día, o por querer conservar lo que tenemos, es perder la vida.
Lo que más sorprende de Jesús, es que pone la vida, la salvación y la realización de los que quieren seguirlo, en íntima relación con la adhesión a su Persona. Nadie exigía a sus discípulos tal renuncia y adhesión como lo hace Jesús. Ser cristiano no es una cuestión de teorías y normas, sino de seguimiento a una Persona, Jesús de Nazaret, y de por-seguimiento de su causa.


3. El objetivo de nuestra vida

Frecuentemente empleamos nuestro tiempo en muchas actividades, planes y proyectos, trabajamos y luchamos “como condenados” y tarde, y a veces muy tarde, nos damos cuenta que estuvimos perdiendo el tiempo. La felicidad no está en eso cuyo espejismo nos deslumbró. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se malogra él mismo?
El camino de Jesús es totalmente liberador. Es la vida lo que interesa. Pero siempre puede haber quienes prefirieron otro camino y se avergüencen de Él y de su mensaje. El éxito, la moda, el poder, el quedar bien, el prestigio, el triunfo siguen siendo muy apetecibles.

Para reflexionar

· Contemplemos a Jesús: sus dudas, sus crisis, sus dificultades para hacer cambiar a los discípulos, su decisión y opción, su entrega.

· Identificarse con Pedro y los discípulos: no entienden tienen otros intereses. ¿Entiendo yo?

. Responder con honradez a la pregunta de Jesús: “Y tú, ¿quién dices que soy yo?”

· Escuchar las palabras de los vv. 23-27. Dejar que me calen, que me interpelen.

· No poner barreras. Personalizarlas.

· Amar la vida. Dialogar con El acerca del objetivo fundamental que me mueve en estos momentos.

Santa Juliana de Falconieri, Fundadora


Fundadora de las religiosas terciarias servitas (1270-1341)

Sobrina de San Alejo Falconieir, tuvo la dicha de ser dirigida espiritualmente por San Felipe Benicio.

Nació en Florencia en el año 1270, y provenía de una noble y rica familia. De niña acostumbraba pasar largos ratos rezando en el templo donde fue descubriendo su verdadera vocación, y a los 15 años decidió ingresar a la orden Terciaria de los Siervos de María.

Santa Juliana permaneció en la casa de su madre, pero observando una conducta tan religiosa y tan santa como la de una fervorosa religiosa. Otras jovencitas, que también sentían un llamado especial a vida religiosa, les agradó este modo de practicar la vida consagrada y siguieron su ejemplo, llevando todas como distintivo un manto sobre la cabeza. Como el número de muchachas creció muy rápido, se formó la asociación de "Siervas de la Virgen María", de la cual, Santa Juliana fue la superiora durante 35 años.


La santa se caracterizó por su bondad, caridad, amabilidad y sobre todo por buscar el bien de todas las almas; pasaba largas horas en constante oración y sus ayunos casi diarios los ofrecía como penitencia para la conversión de las almas pecadoras.


Falleció a la edad de 71 años, de una severa infección estomacal. En su sepulcro se obraron numerosos milagros.
(Fuente: ACI Prensa)

miércoles, 16 de junio de 2010

Nos dice el Catecismo:

"Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca "no su propio interés sino el de los demás" (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal" (recuérdese a Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús, cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34). CAT 2635-

Agradecemos a Virginia, de la comunidad de "Marana-tha" por compartir esta reflexión y agradecerle por acompañar todos jueves en la oración con las abuelas.

martes, 15 de junio de 2010

ORACION POR LA PATRIA

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegria de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

domingo, 13 de junio de 2010

"El amor hecho servicio"

Hablar de la Fundación Monseñor Di Pasquo, es hablar de la obra heredada por el P.Modesto González quien con tanto amor y entrega a los hermanos más necesitados. Los distintos hogares no son otra cosa que una entrega desinteresada para los más pobres... Las ancianas, los hombres y las mujeres de tránsito, las madres solteras, el comedor diario y el Jardín Materno "Jesús Niño" son el fruto de este amor hecho servicio, tal como es nuestro lema. Esta página que estamos iniciando es para poder compartir esta obra, nuestro trabajo a luz de la vivencia evangélica, de hermanos que colaboran con un espíritu de entrega, amor y servicio.
Para nosotros serán momentos de encuentro por medio de esta página poder también compartir la Palabra de Dios, el onomástico de cada día y los Documentos del Magisterio de la Iglesia. Y uds. amigos y hermanos visitándonos puedan contarnos sus experiencias e inquietudes.
Unidos en el Señor y en el amor de nuestra Madre la Ssma Virgen.

P.Daniel Silva
Asesor Espiritual