jueves, 24 de junio de 2010

Natividad de San Juan Bautista

Lucas 1, 57-80 nos dice que Juan es un regalo de Dios a su madre y a su pueblo.
Nacimiento de un niño no esperado. A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. La promesa de Dios se ha cumplido.
Fracasa el intento de encuadrar a Juan en la tradición patria. Según la tradición debe llevar el nombre de su padre. La voluntad de Dios se llamará Juan “Dios es propicio”.

Cuando el pueblo guarda en la memoria. ¿Qué llegará a ser este niño?

De sacerdote incrédulo a padre profeta. Zacarías respeta las decisiones de Dios, aunque no coincidan con los de la estirpe, se llena del Espíritu Santo y se pone a profetizar.

Cuando el plan de Dios es comprendido, surge el canto de acción de gracias. El cántico de Zacarías llamado “Benedictus”. La Buena Noticia que Dios ha visitado a su pueblo.

Sugerencias para gustar hoy la Buena Noticia

Niños no deseados. El nacimiento de Juan, niño no esperado, se vivió con júbilo y alegría a pesar de que rompa todos los esquemas de la tradición. Hoy son muchos los niños no deseados, cuyos nacimientos ya no son buenas nuevas ni producen alegría, sino que aparecen como cargas pesadas e hipotecas que condicionan otros anhelos. Han dejado de ser manifestación de Dios. Parece que el plan de Dios se ha roto en nuestro mundo y cultura.

Situarnos en la historia. Hay personas que viven ancladas en el pasado o al margen de los acontecimientos históricos. Han perdido la esperanza, otras no la necesitan porque lo que anhelan es perpetuar su actual situación y su calidad de vida. Han olvidado que el plan de Dios es una oferta que nos renueva e impulsa cada día.

Dios se hace presente en los acontecimientos de vida. Frente a todas las situaciones de muerte de nuestra sociedad, Lucas nos lleva a percibir y a descubrir dicha presencia y visita en acontecimientos llenos de vida y alegría, en las manifestaciones positivas de la historia cotidiana.

Aprendiendo de un viejo. De Zacarías podemos aprender muchas cosas. La primera y más elemental a convertirse, a cambiar, a pasar de la incredulidad a la fe. No fue fácil el camino que tuvo que recorrer. Dar crédito a Dios conlleva, casi siempre, romper muchos esquemas y costumbres que han adquirido carta de ciudadanía. Pero podemos aprender la alabanza y la alegría, el no callarnos cuando Dios nos manda hablar.

Vivir en santidad y justicia. Es inútil soñar de liberaciones personales y sociales si no somos capaces de vivir/servir en santidad y justicia. Justicia en la Biblia implica que todo ser humano pueda llegar a ser lo que tiene que ser, lo que Dios quiera que sea. Justicia es crecer física, intelectual, social, cultural, moralmente. Justicia es vivir con dignidad de hijos de Dios, dignidad a todos especialmente a los más necesitados.

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