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La historia del Domingo Bíblico Nacional
Gerardo García Helder recordó que en 1961 la Conferencia Episcopal Argentina determinó celebrar el Domingo Bíblico Nacional el último domingo de setiembre, el más cercano a la fiesta de San Jerónimo, patrono celestial de todos los estudios bíblicos.
Hace 49 años que se hace y después septiembre se consideró el “Mes de la Biblia”. Tras indicar que esto comenzó como “un apostolado” bajo la consigna “la Biblia no es cosa de protestantes”, que buscó que cada familia tuviera un ejemplar de las Sagradas Escrituras, por lo cual se publicaron ediciones populares y económicas.
Más tarde se tomó conciencia de la necesidad de formación y surgieron las escuelas bíblicas y los seminarios catequísticos en donde la temática bíblica ocupó desde sus comienzos un lugar relevante.
“En la Argentina no siempre llegamos tarde: en 1958, un grupo de sacerdotes y laicos, convocados por el presbítero Alfredo Trusso, concibieron la idea de realizar una nueva traducción de la Biblia. En 1964 se publicaron los Evangelios, en 1968 todo el Nuevo Testamento, y la Biblia completa en 1981”, precisó.
García Helder sostuvo que “gracias al impulso de la Dei Verbum (1969), del documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia de la Pontificia Comisión Bíblica (1993), a la Evangelii Nuntiandi, y a las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, surgieron los Círculos Bíblicos, grupos de reflexión y últimamente se está redescubriendo la Lectio divina que enriquece la vida espiritual”.
“Ahora el desafío es la Animación Bíblica de la Pastoral, para que la Biblia vuelva a ser el principio vital que circule por toda la Iglesia, ya que la Biblia no es una rama más del árbol de la Iglesia sino la savia que corre por su tronco y por todas sus ramas”, concluyó.
(Extraido de AICA)
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